¡¡¡ bienvendidos miembros del jurado !!! esta web ha sido crada para ser leida por los miembros del jurado del premio del consejo social a los mejores estudiantes erasmus de la universidad rey juan carlos. espero que disfruten de su lectura tanto el excmo. sr. presidente del consejo social como el excmo. vicerrector de relaciones internacionales, al igual que el director del Servicio de Relaciones internacionales y los dos vocales del Consejo social

miércoles, octubre 11, 2006

VIENA

Viena se convirtió en una vía de escape, una evasión de la rutina.
Cuando apetecía pasar un día diferente o se quería hacer algo especial solíamos ir a visitar la gran ciudad.
Viena es música, arte, cultura y diversión.
Viena completaba la oferta cultural y de ocio que no podía ofrecer Krems debido a su tamaño.
Fue un lujo poder vivir en una ciudad tan acogedora como Krems, rodeada de naturaleza y con todo lo imprescindible para la vida diaria, teniendo siempre a tan solo una hora de camino una gran metrópoli en la que se puede encontrar absolutamente todo.
Las primeras semanas de mi estancia en Austria aprovechaba cada oportunidad para escaparme a Viena.
Todos los erasmus teníamos una gran curiosidad por descubrir sus palacios, visitar sus museos, pasear sus parques e irnos de fiesta en aquella ciudad tan cautivadora.
Viena fue la excusa perfecta para pasar días enteros con los nuevos compañeros e ir conociéndonos mejor al tiempo que descubríamos la ciudad.
Pronto nos dimos cuenta que es una ciudad inagotable, asombrosa en monumentos, palacios, parques y museos.
Viena tiene obras de arte de todo el mundo y todos los periodos de la historia.
La propia historia de Viena, se mezcla de tal manera con la historia de Europa, que se necesita mucho tiempo y muchos libros para entender, y sacar el máximo partido a la magnífica oferta cultural que ofrece Viena.
Las primeras visitas sirvieron para descubrir lo básico y pasar unos días divertidos con los compañeros erasmus.
Durante esos días se fueron creando complicidades que luego se convertirían en grandes amistades.

Según van pasando los meses la ciudad de Viena parece transformarse.
En la primera visita todos los itinerarios y lugares diferentes que ofrece la ciudad parecen inabarcables y sin embargo, con el tiempo, dejan de sorprenderte los lugares para empezar a sorprenderte los detalles.
Uno quiere conocer Viena enseguida, sin darse cuenta de que éso es imposible.
Una vez que ya conoces el distrito del Hofburg, has ido a ver el Belvedere, has paseado por el distrito de la Ópera, el del Ayuntamiento al igual que por el de la Catedral, una vez que has visitado el palacio de Schönbrunn y tras visitar los principales museos e iglesias, es entonces cuando te das cuenta de que tan solo conoces los joyeros en los que se encuentran las verdaderas maravillas de la ciudad.
Es entonces cuando tienes que volver a empezar a descubrir los inagotables tesoros que Viena presenta y cuando entiendes que cuanto más tiempo le dediques, más te ofrecerá esta generosa ciudad

A pesar de que en muchas ocasiones Viena ha sido simplemente una ciudad de paso para ir a otros lugares, o una prisión si perdías el último tren a Krems en la que te quedabas encerrado hasta el amanecer , asocio la ciudad de Viena con buenos recuerdos.
Concretamente asocio la ciudad de Viena con las visitas recibidas durante mi año en Krems, pues normalmente pasé mucho tiempo con la gente que vino a verme en esta ciudad. Asocio Viena a los buenos momentos pasados con mis amigos erasmus mientras la visitábamos, las noches locas que pasábamos en sus discotecas y las charlas que teníamos mientras caminábamos por la ciudad.
Recuerdo especialmente el día en el que fuimos de fiesta a casa de George o el día que ayudé a mi amigo Alex a hacer la mudanza de Krems a Viena.
Muchos lugares de Viena me traen a la mente cientos de recuerdos.
Fue muy divertido visitar el Schönbrunn con mis amigos y me encantó descubrir la Ópera por dentro con mi familia.
El “Mareo”, frente a la ópera, se convirtió en un restaurante al que fui con muchos amigos diferentes y donde siempre me sentía muy a gusto.
Fueron buenos momentos los que pasé visitando una ciudad que cada vez se hacía más familiar.
La noche que fuimos los erasmus a la discoteca “aux gacelles” fue divertidísima e inolvidable.
Fue muy interesante la visita con Juanjo al palacio donde vivió Eugenio de Saboya, al igual que fue muy interesante charlar con Roberto y su novia mientras paseábamos por el Prater.
La visita con Pili y Juanjo al museo Albertina fue divertidísima, más que por lo visitado por las bromas que tuvimos mientras la visita.
Ahora asocio el Kurtsalon con Alex y el acuario de Viena con Cristina, al igual que asocio tantos otros lugares con muchos otros amigos.
Viena se ha convertido en una gran caja llena de buenos recuerdos.
Es por eso por lo que me gustaría poder volver pronto para visitar a mis amigos vieneses y para volver a disfrutar sus conciertos, sus museos, sus parques y en definitiva, de la más monumental de todas las ciudades que he visitado.