¡¡¡ bienvendidos miembros del jurado !!! esta web ha sido crada para ser leida por los miembros del jurado del premio del consejo social a los mejores estudiantes erasmus de la universidad rey juan carlos. espero que disfruten de su lectura tanto el excmo. sr. presidente del consejo social como el excmo. vicerrector de relaciones internacionales, al igual que el director del Servicio de Relaciones internacionales y los dos vocales del Consejo social

miércoles, octubre 11, 2006

Aprendiendo a esquiar...

Hasta que uno no descubre la belleza de las montañas austriacas no descubre Austria.
Más del ochenta por ciento del territorio austriaco son montañas, de hecho tan sólo el valle formado por la cuenca del Danubio permite poder contemplar, en este país alpino, algún territorio más plano donde se aprovecha para cultivar los viñedos que le dan la fama a la región del Wachau gracias a sus excelentes vinos.
Austria es un país orgulloso de sus montañas y el esquí es sin duda el deporte nacional.
De igual manera que en España el fútbol es capaz de paralizar el país, capaz de cambiar el estado de ánimo de buena parte de la población por una victoria o una derrota del combinado nacional, en Austria el esquí es el deporte por el cual la mayoría de la gente siente gran afición.
Para mí fue muy sorprendente asistir a discusiones acaloradas sobre la gran figura del esquí austriaco, Hermann Maier, al igual que me sorprendió ver a un grupo de amigos hipnotizados viendo sin parpadear una competición de descensos.
Al igual que en España es raro el niño que a los diez años no ha jugado al fútbol, en Austria prácticamente todos los críos saben esquiar.
Yo nunca antes había ido a esquiar a la montaña, así que la primera vez en mi vida que me fui unos días a esquiar fue en Austria, con mis amigos George y Alexander que como todo buen austriaco eran especialistas en la materia.
Esto es lo que se puede decir empezar a lo grande, en unas pistas extraordinarias y con dos buenos profesores.
Es inevitable sentirse como un patoso la primera vez que te pones los esquís o que te intentas subir a un telesilla, pero en Austria es diferente, lo de patoso se queda corto cuando ves a niños de medio metro lanzarse como balas por las pistas, dar saltos y hacer todo tipo de temeridades.

Ir a esquiar con mis mejores amigos austriacos es una de las experiencias más inolvidables de todas las que tuve en Austria.
Teníamos muchas ganas de hacer algo especial antes de que terminase el primer semestre porque tanto Alex como George iban a tener que dejar el IMC University en Febrero.
George porque se iba a hacer unas prácticas a Costa Rica y Alex porque iba a dejar el IMC para ir a estudiar a otra universidad en Viena.
Decidimos irnos los últimos días de vacaciones de Navidad a esquiar, en vísperas de que empezaran los exámenes de Enero.
Concretamente fuimos los días 4, 5 y el 6 de Enero, día de Reyes en España y un día como otro cualquiera en Austria.
Esto que pareció una locura resultó una gran idea por varios motivos.
Principalmente para desconectar de todo y pasar unos días divertidos con los amigos, aprender a esquiar y hacer snowboad, conocer las pistas de esquí austriacas y disfrutar de las vistas desde lo alto de la montaña.
Pero sobre todo fue la descarga de adrenalina que necesitábamos antes de la vuelta a la Universidad y fue la última oportunidad que tuvimos de estar los tres juntos puesto que al volver a Krems en seguida entramos en el estrés del IMC y casi sin darnos cuenta se acabó el semestre y cada uno se fue a vivir a una ciudad diferente.

El viaje a la nieve fue una locura, salimos con el pequeño coche de George cargado hasta los topes con esquís, la tabla de snowboard y las mochilas. Fuimos escuchando música española, que le encanta a George y haciendo bromas todo el viaje. Teníamos miedo a tener que darnos la vuelta porque hubiesen cortado la carretera, algo usual en aquella época cuando caía más nieve de la habitual.
Al final llegamos, no sin algún susto cuando de vez en cuando el coche derrapaba en una curva, algo a veces inevitable por mucha precaución que lleves y por muchos pinchos que tengan las ruedas, porque aquí en Austria la gente no es que le ponga cadenas a las ruedas, sino que directamente en los meses de nive cambia las ruedas por otras especiales de pinchos.
Lo primero que hicimos en Hochkar fue ir a un supermercado y comprar bolsas y bolsas de chocolatinas, patatas, refrescos, agua y redbull, la bebida nacional austriaca en competencia con la cerveza, de la que también son grandes aficionados.
Jugamos unas partidas de ajedrez con un tablero que le llevé a Alex como regalo de navidad y nos tomamos buena parte de lo que habíamos comprado.
Lo mejor de este viaje no fue la montaña ni aprender a esquiar con Alex y a hacer snowboard con Geroge, sino los buenos momentos que pasamos de bromas en el hotel recordando las anécdotas del día.